lunes, 15 de mayo de 2017

Vespamanece 3.0 III. Molinicos.

Hola amigos.
Todo se acaba, y en este caso, como en muchos otros da mucha lástima, pues lo estamos pasando en grande. La Oveja Negra ha sabido organizar una quedada o rally o como se quiera llamar estupenda, de tal manera que todos los que hemos asistido estamos ya esperando la del año próximo para asistir, lo bonito de las rutas, la buena comida y el ambiente familiar creado hacen del Vespamanece algo muy dinámico y cercano para todos. El año próximo muchos repetiremos, otros ya lo venían haciendo y otros nuevos acudirán por lo que unos y otros hablarán del Vespamanece. En fin, continuemos con la crónica. 
Sabedores de las horas a las que los vespistas podían irse a la cama el sábado por la noche, la salida del domingo no se hizo demasiado temprano, cosa que es de agradecer, a las 10:30 está previsto salir al centro de Interpretación del Parque Natural de los Calares.

Las vespas, fieles y fiables máquinas listas para llevarnos a donde sea.

Calentando motores, con su petardeo característico...

En la entrada del Centro de interpretación de los Calares no hicimos esta fotografía de grupo.

Después de la exposición nos vamos para Molinicos a comer, donde se dará conclusión a este magnífico encuentro.

Imperiala y su dueño por las carretera de la Sierra del Segura.

Llegada a Molinicos, pueblo que fue uno de los más importantes de la zona por su posición central con respecto a los otros pueblos serranos.


El curso de agua que otrora diera movimiento a los numerosos molinos que se erigían a su vera, y dieron nombre a esta población serrana.

                                        
La comida en Molinicos, como se puede imaginar estuvo a la altura del evento.

                                     
Satisfechos por el trabajo bien hecho, muy buena organización.

Después de la comida nos despedimos y cada uno salió por su lado, unos rodando y otros en remolque. Mi hermano y yo pensábamos salir antes que el grupo de Vespambretta, pero un pinchazo nos impidió salir antes que ellos, es más, no pudimos montar la rueda de repuesto y al final me vine yo solo con Imperiala.

La vista desde el Mirador del Infierno, antes de bajar a Ayna.

En Ayna paré junto a la Vespa homenaje a la película que inspiró este encuentro vespero, además de a otros mucho locos, los llamados amanecistas, que también organizan sus propios eventos.

Poco más que añadir, Imperiala se portó fenomenal, con su motor original, de tres marchas, que lo único que necesita es paciencia y que lo dejen ir a su marcha, justo lo necesario para disfrutar del camino, y es que con la Vespa en general y con Imperiala en particular, lo importante no es llegar, sino el propio camino. En coche hubiera sido difícil ver las peonias en flor al lado de la carretera, como florecen las orquídeas entre la aljuma del pinar, acompañar el vuelo del abejaruco en aquella subida o sentir el aroma de los pinos o la humedad del aire cuando llovió el primer día...

Por último, quiero agradecer a todos su asistencia al Vespamanece 3.0, evento que lleva camino de convertirse una de las buenas concentraciones a las que acudir con la Vespa. Termino aquí esta crónica, con las ganas de asistir al próximo Vespamanece. Hasta entonces.

1 comentario:

Antonio Sánchez-Ramal dijo...

Volveremos al próximo Vespamanece, seguro.