Hola de nuevo.
Ayer terminamos muy cansados, pero ya estamos listos para salir de nuevo. La mañana está nublada, pero no hace frío, de momento no sabemos si ponernos el traje de agua o no.
Eso lo veremos más adelante, ahora lo que toca es...
...desayunar. No es que tengamos hambre, puesto que la cena fue estupenda, pero empezar el día al calor del fuego, con semejantes pitanzas en la mesa, no es como para dejarlo pasar.
Empieza a llover algo más, finalmente nos pondremos los chubasqueros.
La Matea, cuyo paisaje nos era desconocido al haber llegado a oscuras.
Y ya de camino a Santiago de la Espada, desde donde tomaremos la carretera hacia La Toba.
El suelo está mojado, hay hojas, tierra y grava arrastrada por las torrenteras, debemos llevar mucho cuidado, el paisaje y la climatología espectaculares.
En cada revuelta podemos asomarnos a barrancos sensacionales.
Rodar está siendo un auténtico placer, aunque quien no tenga moto pueda no comprenderlo
En algunos puntos el trazado pasa a ser una aventura.
Sierra del Agua.
Gran grupete de amigos.
La grandeza del paisaje deja sin palabras (bueno, siempre se puede decir algo)
Azul sobre verde y pardo.
Más y más sierra.
Finalmente, podemos incluso ver el arco iris.
Y nos reagrupamos para llegar juntos a Letur a comer.
Descansa, Imperiala, aún tenemos que llegar a casa.
Esta es la que pensaba iba a ser la última foto, en el puente de Híjar.
Pero no, aún había momento para alguna más.
Prácticamente desde Hellín rodamos de noche, y llegamos un grupo de cinco ayudando los de 12 voltios a los de 6 y a los que no llevaban ni luces.
Ha sido una de mis mejores experiencias con la Vespa, muchos kilómetros en poco tiempo, carreteras y caminos ignotos, remotos, desconocidos, lejanos, casi inaccesibles, la comida muy buena y los amigos fantásticos. Gracias a los miembros del Scooter Club La Oveja Negra por la organización, a Pillines, a Pulpos, a Vespambretta, a los "sin club", a todos, en definitiva.
A descansar.